1. Sopla el viento, calla el miedo de repente,
en los montes de mi tierra,
una estrella cruza el cielo y amanece.
Gentes que ganáis la vida con vuestras manos,
reunid a los mayores,
que ha nacido el Rey de Reyes
que es también Rey de los pobres.
ALZAD LA PIEDRA MÁS GRANDE,
ARRASTRADLA CON SUDORES,
PARTID EL TRONCO MÁS RECIO
EN HONOR DE LOS HONORES.
COGED EL HACHA MÁS FUERTE,
CANTADLE AL ROBLE Y AL HAYA;
PENSAD QUE EL QUE AHORA NACE
OS PROTEGERÁ EN EL ALBA.
2. Hoy la montaña se viste de amor y tregua,
ya no silbará el acero,
lleno de luz está el cielo de mi pueblo.
Reunid a vuestras gentes junto al fuego;
dejad de una vez el miedo,
gritad conmigo sinceros:
«¡Qué en mi tierra haya paz!».
PAZ PARA RESPIRAR,
PAZ PARA VER LA LLUVIA,
PAZ PARA LA ESPERANZA
QUE EN FORMA DE NIÑO HA NACIDO YA.
SUS MANOS ESTÁN AÚN LIMPIAS,
NO LAS MANCHÉIS CON MENTIRAS,
DEJAD QUE OS TRAIGA LA VIDA,
DEJAD QUE OS TRAIGA LA PAZ.